miércoles, 3 de enero de 2018

Primera parada: Rivendell

Hola! ¿Qué tal estáis? Felices fiestas :)
Como todo viaje por la Tierra Media que se precie, hay que hacer un alto en el camino en Rivendell. 
Vengo hablaros un poquito de cómo van las cosas, de todas las aventuras y dificultades que he pasado en estos últimos meses, ahora que la calma y la tranquilidad de las vacaciones me lo permiten.

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No ha sido fácil. Aún habiendo leído las historias de muchos otros, haciendo acopio de todo el valor y la templanza posibles... ha sido duro. No por la dificultad de las asignaturas, o por el exceso de materia, sino por la inmensa cantidad de frentes abiertos. No había día que no tuviera la sensación de no llegar a todo, de sacrificar una tarea por otra, siempre eligiendo, siempre descartando algo al final del día... Un día era estudiar ese último tema, otro no hacer ejercicio... Y siempre en la cama a las 22.30h como muy tarde, cual Cenicienta... Porque el cuerpo no me da para más, señores.

Pero a parte del agotamiento físico, el que más me ha costado controlar ha sido el emocional. En estos meses he llorado más que en toda la carrera. Sin motivo alguno, que es lo peor. Quizás para soltar lastre. Había días que no me reconocía a mi misma, pero tampoco podía parar, no tenía el control sobre mis emociones o mis glándulas lacrimales...

Y creedme, que lo del MIR es lo de menos. Ojalá todo fuese así. Ojalá pudiera contratar una academia que me solucionara la vida, y me dijera cuándo tengo que hacer esto y cuándo lo otro.

Ni si quiera en Rivendell me dejan tranquila. 
El cónclave que hay aquí reunido no hace más que preguntar: 
¿Qué vas a hacer con el anillo? 
¿Sabes ya qué camino quieres tomar para llegar a Mordor? 
Se avecinan tiempos de mucho cambio, muchas decisiones...




Pese a este tono preapocalíptico que baña la entrada, han sido unos meses de crecimiento exponencial. No sólo a nivel teórico de la medicina (saber hacer/practicar/haber visto...), sino a nivel humano.
Mi recorrido estos meses por especialidades generalistas y tan en contacto con el paciente, como medicina interna, atención primaria o psiquiatría, me han enseñado verdaderos problemas, que hacen que toda esta parrafada que estoy tecleando parezca un chiste. ¿Cómo se aprende a lidiar con eso?¿Cómo curas al paciente de su desgracia social? No hay una pastilla, o un diagnóstico que lo solucione.... Solo una etiqueta más...
Esto es lo que me tiene fascinada este año, pero a la vez me atormenta y me acompaña en mis pensamientos. Han pasado seis años, pero sigo igual de entusiasmada que el primer día... y eso no me lo va a quitar nadie.

Me quedan las mejores rotaciones por hacer... pero también me queda lo peor del curso: terminarlo. Con todas las implicaciones que eso conlleva.

Ha sido un gran año. Para este que entra, solo deseo estar a la altura de los desafíos que están por venir... Seguir creciendo, aprendiendo cada día más y disfrutar de sus luces y sus sombras.

Os deseo lo mejor, y nos leemos en la siguiente parada :)

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